domingo, 27 de julio de 2008

EL CASTILLO DE ARENA (Suna no utsuwa) 1974







Dirigida por YOSHITARO NOMURA, El Castillo de Arena es un excelente film policiaco, con un sorprendente giro melodramático en su amplia parte final. El argumento basado en una novela de Seicho Hashimoto, está escrito a tres manos por el propio director, por Shinobu Hashimoto y Yoji Yamada. Este último es otro notable guionista y director ya conocido en España gracias a películas como La Espada Oculta. También en esta colección de cine japones auspiciada por versus podemos ver un fantástico film titulado El Páñuelo Amarillo de la Felicidad, en el que Yoji Yamada también aportó su sensibilidad literaria.

La trama, que se desarrolla por numerosos pueblos y ciudades japonesas, comienza con dos detectives investigando un crimen. Un hombre de unos 60 años fue golpeado en la cabeza con una piedra y después arrollado por un tren. Desconocen la identidad de la victima y lo único que tienen como pista es un nombre que podría coincidir con el de una persona o un lugar. La trama policial ocupa practicamente el total de la película excepto esa parte final donde se nos aclaran los hechos abandonando el tipo de estructura de investigación y recopilación de datos que van llevando a más datos.



Los detectives que se ocupan del caso, representados por un joven y un hombre ya más curtido, se nos presentan unica y exclusivamente dentro del ámbito de la investigación policial. Esto es, no conoceremos nada de su vida privada (familia, mujeres, hijos...), es tal la dedicación de los personajes que ambos serán capeces de continuar con la investigación, uno utilizando sus propias vacaciones y pagando de su bolsillo los gastos para viajar a un pueblo donde piensa que puede obtener información vital para el caso. El otro, habiendo sido retirado del caso, continuando con las pesquisas por su propia cuenta. Está abnegación y total dedicación dice mucho sobre el carácter japones y la importancia de no fallar en la misión encomendada. Algo que resulta muy interesante en la película y que conecta muy bien con lo popular es que esta dedicación que puede llegar a tacharse de obsesión no choca en ningún momento con la humanidad de los personajes que en ningun momento actúan como frias máquinas ejecutoras de la ley. Sino que en todo momento se identifican con las víctimas y sus vérdugos mostrando una profunda empatía hacia todos los personajes relacionados con el caso. Bueno si se permiten una pequeña licencia al demostrar las habilidades del detective más maduro en la escritura de poemas haikus.



Por supuesto a diferencia del film noir americano como El sueño eterno, Harper o Chinatown donde el cinismo y la fatalidad campan por doquier, aquí no hay lugar para ello. La bondad y la maldad entrecruzan sus caminos de forma inexorable y los actos de los hombres tienen explicación, motivaciones. Es posible encontrar un sentido a las cosas, aunque estas se produzcan gracias a retorcidos juegos del destino. A conseguir esta sensación ayuda la estructura no lineal que tiene la película a la hora de presentar los hechos, con numerosas elipsis temporalesque dejan huecos en la historia y que luego se retomaran en otros momentos para completar la trama y de esta forma mantener el suspense más tiempo. Ese suspense se usa más que para conocer la identidad del asesino, que la trama y el uso de los planos y estructura de las secuencias deja bastante claro mucho antes de que se cuente. Sino para contarnos porque ha sucedido todo esto.


Todo el seguimiento y las investigaciones son de lo más creibles. Las numerosas entrevistas que los detctives hacen a los diferentes testigos, el procesado de las pruebas en el laboratorio. Destilan credibilidad y parece que todo ocurre con naturalidad. No todo es perfecto y alguna prueba o relación entre ellas exige al espectador no hacerse demasiadas preguntas, aunque recordemos que esto también se le exige y con mucha más fuerza en El Sueño Eterno o Chinatown y no por ello son consideradas dos obras maestras.

El Castillo de Arena tiene una magnífica dirección, una planificación excelente con un uso de los teles maravilloso que ayuda a aplastar un poco a los personajes en los fondos aumentado la sensación de calor y con ello produciendo un tono algo más agobiante.

Sin duda una película excelente y muy recomendable.

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