miércoles, 26 de agosto de 2009

UNA CHICA URGENTEMENTE (GIRL RUSH) 1944






Girl Rush es una típica producción de relleno de la época dorada de los estudios hollywoodienses. Un catálogo de escenas y situaciones tópicas, rodadas con habilidad por los técnicos y bien interpretadas por los actores. Entre los primeros, nombres importantes como el de Nicholas Musuraca como director de fotografía, Darrel Silvera y William Stevens en la dirección artística y un todoterreno en la dirección: Gordon Douglas. Los segundos tienen como protagonistas a la que fuera la respuesta de la productora RKO a la pareja de cómicos de la Universal: Abott y Costello, los mucho menos conocidos Wally Brown y Alan Carney. Juntos protagonizaron unas cuantas películas en los años cuarenta y ambos continuaron, ya separados, sus respectivas carreras apareciendo en multitud de películas, series y telefilmes en papeles secundarios. En 1961 volvieron a compartir brevemente el metraje de un film de Walt Disney: "Un sabio en las nubes". En "Girl Rush" también aparece un jovencísimo Robert Mitchum en un rol secundario, en el que le toca hacer de galán que se lleva a la chica.

El film es un pastiche que mezcla diversos géneros en clave paródica. Así tenemos el musical ya que los protagonistas son un par de fulleros que se dedican al espectáculo (cantan y bailan), el western en sus vertientes de los buscadores de oro, del cacique que aterroriza a una incipiente población y a la falta de mujeres en estas localidades de colonos.

El guión nos cuenta la historia de una pequeña compañia teatral formada principalmente por mujeres. La partida de la clientela a los territorios con oro hace que las mujeres tomen la decisión de que la pareja cómica formada por Miles y Strager vayan también a buscar oro para conseguir dinero y comprar los materiales necesarios para poder representar en Nueva York. Así que tras pasar penalidades y no obtener oro acaban en un pequeño pueblo, donde engañan a los mineros que les dan dinero para que lleven a las mujeres. Su idea es quedarse con el dinero y así poder viajar con la compañia a Nueva York, pero dos de los buscadores de oro les acompañan y al final se ven obligados a regresar con las chicas al pueblo.

El film es divertido y la pareja formada por Carney & Brown funciona bien. Algo así como un precedente de "Dos tontos muy tontos". Ninguno es muy listo, aunque si muy tahures, no tienen ningún reparo en timar a quien haga falta con tal de poder llenar la barriga o conseguir dinero. Las escenas que protagonizan son en general absurdas y algunas hasta surrealistas como la aparición de un oso y una mofeta que hablan. En el desarrollo de la película hay varias escenas de relleno como las que le tocan protagonizar a Robert Mitchum, quien hace de galán y que aparte de previsibles, ralentizan la acción. Mitchum hace lo que puede para dar un poco de entidad al personaje y hay que reconocer que ya apuntaba maneras de estrella. La parte final resulta muy jocosa, ya que han de disfrazarse todos de mujeres para engañar al mafiosillo del pueblo que está esperando para matarlos. Una pelea en el bar con todos vestidos de mujer pone el punto final de una forma que por un lado homenajea a las típicas peleas del western y que por otro parodia y desmitifica.

Su director Gordon Douglas, realiza la película con notable corrección, planificando siempre para dar relevancia a la interpretación de su duo protagonista y resultando en todo momento invisible. Douglas destacó como el perfecto trabajador, conocedor de su oficio, lo que le permitió realizar buenas, regulares y malas películas en todo tipo de géneros en una larga carrera de cuarenta años de trabajo.

jueves, 20 de agosto de 2009

CHATO, EL APACHE (CHATO´S LAND) 1972







Había vuelto a ver “Pelham 1,2,3” de nuevo, con la intención de escribir un pequeño comentario aprovechando el estreno del remake de Tony Scott y justo cuando empezaba a escribir las primeras líneas y merodeando al mismo tiempo por internet me encuentro con que el amigo Budokan en su blog “Otros clásicos” ya había colgado un texto sobre la película hace unos días. Como el artículo está muy bien y a mi no se me ocurre nada más que decir, pues simplemente os remito a su página para que lo leáis ("The taking of Pelham 1,2,3"). Así que sin nada que escribir se me ocurrió que podía ver alguna película realizada por aquellos años y que también estuviera firmada por algún realizador no muy afortunado pero que si hubiera realizado una buena película de género. Se me ocurrió que Michael Winner era un buen candidato y que su película “Chato el Apache” era un excelente film.


Es un western violento y extraño, aunque su argumento gire en torno a una pequeña anecdota. Chato, un indio mestizo, mata en defensa propia a un sheriff racista en un bar. Un grupo de hombres blancos de la zona se reunen para cazarlo y matarlo. Chato juega con ellos ya que los conduce al desierto, territorio donde vive con su mujer e hijos con la idea de desalentarlos en su persecución. Los blancos descubren a la mujer y la violan, logrando con ello que la ira de Chato se materialice en una venganza en la que no sobrevivirá ninguno de los cazadores.

El título original “Chato´s land” me parece mucho más acertado que el que se puso en España. Ya que esta tierra de la que habla es un elemento fundamental en el relato. Un territorio que se va a mostrar hostil y peligroso para los que se adentran en el. Winner y la dirección de fotografía de Robert Paynter juegan con este espacio que no da tregua mostrándolo seco, inhóspito, muerto... desde el punto de vista de los blancos y cambiante, flexible, vivo y hospitalario desde la posición de Chato, lo que por supuesto le da una gran ventaja.

El guión de Gerald Wilson es sencillo, pero enormemente hábil a a la hora de estructurar la narración y de mostrarnos a los personajes. Es muy interesante como nos presenta al gupo de hombres blancos dispuestos a abandonarse a su odio racial. A esta parte se la dedica un tiempo más que considerable y es importante porque vamos a conocer algunos datos sobre quienes constituyen este comité de linchamiento. Así vemos que uno de ellos, Jubal, era amigo del sheriff muerto, También descubrimos que el y sus hijos son una especie de bandoleros que se dedican a robar ganado. Otro es Quincey, un antiguo militar conferedado que se apunta al pelotón para comandarlo y revivir mejores tiempos. Un granjero recien llegado se apunta por pura presión social y otros por simple antipatía y odio de blanco a los indios, ya que en general todos sabían que el sheriff era un simple y torpe brabucón que se había buscado lo que se merecía. Este grupo sale fresco y compacto a por su presa a la que ya dan por cazada en pocas horas. En el transcurso del viaje los personajes, especialmente Quincey (estupendamente interpretado por Jack Palance), cuentan detalles sobre su vida. Quincey habla de su experiencia en la guerra y se muestra como un hombre resolutivo y experimentado. De Chato, sin embargo, el espectador sólo va a conocer aquello que ve, ya que no solo aparece durante breves minutos a lo largo de todo el metraje, sino que además su diálogo es mínimo. Sus acciones son las que nos dan la información: rápido con la pistola, dominador del terreno (el desierto), estratega, mantiene el control de la situación casí todo el tiempo. Aquí el guión juega una de sus mejores bazas, que es convertir al mestizo en una especie de brutal fantasma. Hay largos tramos sin la presencia física de Chato, sin embargo el espectador siempre tiene la sensación de que el personaje esta ahí, escondido, esperando... Así Chato pasa de ser una simple figuran que trata de sobrevivir a una especie de ser mítico, sobrehumano, una fuerza violenta e imparable de la naturaleza que castiga al hombre blanco por su soberbia y sus malas artes.

El film cuenta con una parte final magnífica y muy violenta, en la que tras la violación de la mujer, Chato va acabando uno por uno con todo el grupo. Pero antes de que esto ocurra el grupo de blancos ha perdido toda su solidez, apareciendo tensiones que acabaran enfrentándolos entre ellos mismos. Lo sorprendente para el espectador es que algunos de los que mueren a manos del propio hombre blanco son dos de los protagonistas, Quincey y Jubal, quedando para el final dos de los personajes que menor peso habían tenido en el relato. La venganza de Chato es terrible concluyendo la película con el último personaje corriendo sediento y cansado hacia una muerte segura en un territorio mortal. El plano aéreo de Chato dirigiendo al hombre hacia lo que será su tumba con el cañon de fondo es espeluznante.

Los actores están muy bien. Bronson muy metido en lo suyo. Pocas palabras y una expresión petrea que serían marca de la casa en otras colaboraciones con Winner como la de la serie "Death Wish"). Palance, el veterano James Whitmore o Simon Oakland están perfectos en sus respectivos papeles.

Una película muy entretenida y bien filmada que se situa en esa corriente de cine reivindicativo en el que los cowboys blancos son presentados como hombre viles y nada heróicos vistos en pelis como "Soldado azul" o "Pequeño gran hombre", además de sumarle la visión plástica de sangre y sudor del western europeo.