viernes, 12 de diciembre de 2008

JUBAL (1956)






Un western bien realizado y mejor contado. Delmer Daves fue un excelente director. Un realizador todoterreno que trabajó en todo tipo de géneros, entre ellos el western, donde dejó su huella en un puñado de clásicos de la talla de “El arbol del ahorcado”, “La ley del Talión”, “Cowboy”, “El tren de las 3:10” o “Jubal” Todos ellos exponentes de un cine con una narrativa perfecta y limpia. De gran elegancia visual y de una sabiduría a la hora de ofrecer dramatismo y entretenimiento a partes iguales.

Jubal es claramente un western situado en ese cine de finales de los 50 y principios de los 60, de lo que se ha llamado western psicológico. En ellos los héroes no son perfectos. Pueden tener un pasado violento o llevar consigo unas carencias que de alguna manera han condicionado su vida. Así es el personaje de Jubal Troop , que Delmer Daves y Russell S. Hughes basándose en la novela de Paul Wellman, nos presentan, un hombre sin hogar, ni raices. Falto de afecto familiar. Su presentación es una especie de renacimiento. Tras perderse en las montañas, casi al borde de la muerte por inanición y congelación es encontrado por Shep Horgan (Ernest Borgnine) un prospero ganadero. Resulta ser un buen hombre y enseguida coge afecto a Jubal (Glen Ford), dándole un hogar y trabajo. El guión a partir de aquí nos presenta tres conflictos:

1- Uno de los trabajadores, Pinky, interpretado por Rod Steiger se siente desde el primer momento amenazado por la presencia de Jubal.


2- La esposa del ganadero, a quien la sola presencia de su marido la pone enferma, se siente atraida hacia Jubal. Además ella ya había tenido relaciones con Pinky.


3- Una comunidad religiosa detiene sus caravanas en tierras del ganadero. Jubal les permite quedarse uno días, pese a la oposición de Pinky. Entre la gente de la comunidad está Naomi (Felicia Farr) de la que Jubal se enamora, aunque ella tiene un prometido impuesto por sus padres. De esta manera se trenza lo que será un dramático despliegue de acontecimientos.


Jubal no solo encuentra un lugar donde reposar, sino además una especie de figura paterna en el ganadero. Es tal el respeto y confianza de este hacia Jubal que lo nombra capataz. Por ello Pinky se la tiene jurada .


El guión juega muy bien con los contrastes. La luz y la oscuridad. Pero sin cargar las tintas. Esta dualidad también se manifiesta en lo sexual. A los cineastas americanos se les daba muy bien plasmar el conflicto masculino ante la mujer sexualmente activa y la mujer virgen y pura. Vincente Minelli exploró magníficamente esto en su obra maestra “Como un torrente”. En ambas la primer muere y el protagonista se queda finalmente con la segunda. Toda una lección sociológica sobre la percepción masculina hacia la mujer. Por lo menos en aquellos años.


Al margen de las intelectualizaciones sobre la violencia, la familia o la sexualidad, “Jubal” es cine de género y por tanto una película para pasarlo muy bien. Hay tiroteos, peleas, persecuciones y los personajes se comportan como es de esperar en un western. La realización es excelente y Daves se mueve en el género como un maestro. Por poner un ejemplo la secuencia en el bar, cuando el ganadero, tras ser engañado, va en busca de Jubal con la idea de matarlo es presentada por su autor con un magistral movimiento de cámara en travelling que recorre el espacio del local hasta llegar a situarse detrás del Borgnine con el rifle en primer plano y de fondo el resto del bar. Un movimiento que sirve tanto para situar al espectador como para aumentar la tensión de la escena. Una de las más dramáticas de todo el film. Daves demuestra un fantástico dominio de la composición y la planificación pero siempre al servicio de la historia.

1 comentario:

BUDOKAN dijo...

Gran filme que pocos recuerdan de la época clásica. Saludos!