sábado, 31 de enero de 2009

LA LUZ DEL FIN DEL MUNDO (Ligth at the edge of the world) 1971






Basada en la novela de Julio Verne "Le phare du bout du monde" es una típica coproducción de principios de los 70 en la que se mezclan nombres de diversas nacionalidades, entre ellos muchos españoles ya que el rodaje tuvo lugar en exteriores patrios como Cadaqués o el Cabo de Creus. Producian Alexandre Salkind y Alfredo Matas, dirigía Kevin Billington y como grandes nombres de cartel Kirk Douglas y Yul Brynner acompañados de Samantha Eggar, Fernando Rey (que solo salía un poquito al principio ya que lo matan enseguida) y el italiano Renato Salvatori.

Es una película muy irregular, aunque con segmentos muy interesantes, especialmente los primeros 50 minutos. El guión nos traslada al Cabo de Hornos en 1865, en un islote trabajan tres personas en el faro. Cada uno está allí por sus circunstancias personales, que no son muy buenas. Un viejo marino (Fernando Rey), un joven y Will Denton (Kirk Douglas). Los tres con un pasado a sus espaldas les hace perfectos para estar perdidos en el fin del mundo. La introducción presenta a los personajes y explora el paisaje por donde nos vamos a mover durante el resto del metraje. Salir a cazar es la excusa perfecta para alejar al joven y a Will del faro. Contemplamos las duras condiciones geográficas donde han de vivir, cazar y pasar el tiempo. Durante esta salida aparece un barco. Son piratas comandados por el feroz Konge (Yul Brynner), quien mata sin piedad a los compañeros de Will, su intención es apoderarse del faro para hacer naufragar a los barcos y apoderarse del botín. Localizan a Will y así se inicia el juego del gato y el ratón, en el que van apareciendo nuevos participantes tras el naufragio del barco propiciado por los piratas.

Durante esos primeros 50 minutos estamos ante un claro exponente de survival. Will Denton es perseguido implacablemente por todo el islote, teniendo que ingeniarselas para escapar de sus sanguinarios enemigos. Lo mejor del filme es su aspecto áspero y tenebroso. El peligro se siente en cada plano. Will no puede huir, su única salida posible es engañar, diezmar y retrasar el ser capturado. Ellos son muchos y él está solo. Konge es una especie de registro primigenio del malvado Conde Zaroff y su más peligroso juego del mundo.

Las deficiencias de la película se notan con fuerza a partir de la mitad. Resulta inverosimil la actitud de los piratas que son muy numerosos respecto a Will. Este parece campar a sus anchas y los violentos piratas no se deciden de una forma seria a tratar de atraparlo de una vez por todas y la película parece agotar sus premisas iniciales en un tercio final más convencional. Aunque hay apuntes sexuales interesantes como la extraña y fantasmagórica relación que la única superviviente femenina del barco siniestrado adopta en relación al duo Konge y Will. Especialmente salvaje es la feroz reacción de Will ante el descubrimiento de la verdad sobre ella.

Estamos ante un producto claramente condicionado por sus características de producción, pero que resulta en su conjunto atractivo.


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